Pepe el del bar
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Objetivos
Describir una técnica general de tratamiento de errores, o más bien una actitud ante el propio fenómeno del error que pone el acento en una concepción de la lengua como instrumento de comunicación.
Desarrollo
Comenta con los alumnos que cuando un extranjero habla con un nativo, el nativo (salvo excepciones) suele ser comprensivo, hace esfuerzos por entender al extranjero supliendo en lo posible sus carencias de expresión, e incluso trata de facilitar su propia manera de expresarse para resultar más accesible a la comprensión del extranjero (es lo que se llama foreigner talk). Y esto es así en proporción directa con el dominio que éste no nativo demuestra de la lengua meta: a mayores dificultades exhibidas, mayor atención y esfuerzo del nativo; a mayor domino y fluidez, mayor relajación del nativo. Y así hasta el punto en que un no nativo puede mostrar un dominio casi perfecto de la lengua, momento en el cual la atención y los esfuerzos desaparecen y el nativo interpreta y produce con las mismas reglas que se dan en una conversación entre dos nativos.
Si este es el objetivo de nuestros alumnos (hablar como un nativo), vamos a ir preparándonos para ello: vamos a renunciar a la condescendencia que nos proporciona nuestra condición de hablantes imperfectos y la protección de la microsociedad artificial del aula y vamos a someter todo lo que digamos (o escribamos o escuchemos o leamos) al juicio y la reacción que un hablante nativo tendría con otro nativo.
Para eso está la figura de Pepe el del bar: Pepe el del bar es un hombre impío y cruel: nunca considera que el extranjero puede estar teniendo problemas con lo que dice y siempre lo interpreta todo literalmente. Así, cuando cualquiera de nuestros alumnos comete un error tan típico como el siguiente, un hombre normal daría por comprendida su intención, mientras que Pepe el del bar se limitaría a la interpretación exacta de lo dicho. En sus reacciones está la clave:
Alumno: —«Me voy, porque tengo que encontrar a un amigo»
(en lugar de he quedado con)Respuesta de una persona «normal»: —Vale, pues nos vemos mañana.
Respuesta de Pepe el del bar: —¿Qué pasa? ¿Se te ha perdido?
El terrible Pepe el del bar nos servirá para poner a prueba nuestra producción e interpretación en español, y para concebir nuestra lengua en los mismos términos en que cada estudiante concibe su propia lengua: ni más ni menos que como instrumento de comunicación. Podemos plantear algunos ejemplos de errores comunes y preguntarnos y preguntar a nuestros alumnos: ¿Qué diría Pepe el del bar si escucha esto? (lo que equivale llanamente a decir: ¡demuestra que entiendes español!).
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