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La actividad se basa en el juego de mesa Cluedo, que consiste en descubrir un misterio.

En primer lugar, el docente crea el ambiente del juego mediante la narrativa que contextualiza la actividad, es decir, explica la introducción que aparece en la actividad.

A continuación, selecciona una carta de sospechoso, una de arma homicida y otra de escena del crimen al azar. Las demás se reparten entre los jugadores, con cuidado de que los demás no vean las cartas de sus compañeros. También, les entrega una hoja de detectives. Cada estudiante debe tener una carta de sospechoso, una carta de arma homicida, una carta de escena del crimen y una hoja de detectives.

En cuanto a la dinámica, el juego está diseñado para que participen catorce estudiantes, aunque es adaptable para grupos mayores o menores. En el primer caso, se jugaría por equipos; en el segundo caso, se eliminarían personajes, lugares y armas para adaptarlo al número de participantes. El juego consiste en formular sospechas para descubrir el misterio; sin embargo, los participantes deberán superar una prueba antes de realizar sus sospechas. El profesor tiene un conjunto de cartas de pruebas con diferentes aspectos gramaticales. El estudiante debe coger una carta de prueba al azar y resolverla; si la respuesta es correcta, podrá realizar su sospecha; si falla, perderá el turno.

Igualmente, el juego permite adaptar el nivel de la lengua mediante cartas de pruebas más simples y readaptando el vocabulario de las fichas policiales, a discreción de las necesidades del curso.